El pasado del tiempo

El pasado del tiempo es un blog creado para servir de apoyo a las clases de Historia con el objetivo de facilitar a los estudiantes referencias sobre recursos digitales disponibles en Internet y relacionar los contenidos de estas materias con la situación actual mediante referencias a noticias, novedades y todo tipo de documentos que propicien la comprensión del pasado y del presente, la reflexión sobre otros tiempos y lugares.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Europa del mapa de 1815 al de 1914: balance de un siglo

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE MAPAS HISTÓRICOS
Europa de 1815 a 1914



Esta actividad persigue introducir el estudio del tema 6 (la Primera Guerra Mundial)
Comparación del mapa de Europa en 1815 con el mapa de Europa  en 1914

1) Clasificación y contexto de los mapas

            Se trata de dos mapas políticos, pues representan, esencialmente,  los estados europeos y sus fronteras en dos fechas concretas: 1815 y 1914

            La leyenda del mapa de 1815 nos ofrece la siguiente información específica:
-          Los países que forman la Santa Alianza
-          Las adquisiciones de los países vencedores y los límites de la Confederación Germánica que se establecen en el Congreso de Viena

El contexto histórico nos remite a la caída del Imperio Napoleónico y a la Europa de la Restauración y de la Santa Alianza (1814-1848): se trata del nuevo mapa europeo que surge tras los acuerdos del Congreso de Viena (1815). Habría que explicar  las potencias, los principios ideológicos y las modificaciones en el mapa europeo que impone el Congreso de Viena y que caracterizan la época de la Restauración.
La leyenda del mapa de 1914 nos indica los diferentes regímenes políticos y lugares con conflictos nacionalistas existentes en Europa en vísperas de la primera guerra mundial.
El contexto histórico corresponde pues al final de la “Paz Armada” (1890-1914) y al comienzo de la Primera Guerra Mundial. Habría que explicar cuáles eran las principales potencias europeaslas relaciones internacionales durante este período, las alianzas que se forman, los lugares y motivos de conflictos o tensiones internacionales y, por lo tanto, las causas de la I Guerra Mundial

2)  Ideas para el análisis y comentario

            Cada mapa podría analizarse de manera independiente según las orientaciones del apartado anterior. Pero en este caso queremos comparar los dos mapas para averiguar y explicar las transformaciones y procesos históricos que tienen lugar a lo largo del siglo XIX.
            Sin duda las primeras modificaciones  en el mapa se deben a los movimientos revolucionarias liberales y nacionalistas contra el sistema de la Restauración que se desarrollan en tres oleadas, las de 1820, 1830 y 1848. No solo se  modifica el mapa sino también los regímenes políticos de la mayoría de los países, hechos de los que no nos ofrecen información las fuentes pero que deberemos conocer. En la mayoría de los países de Europa se consolidan regímenes parlamentarios o constitucionales de diferentes tipos que determinan el final de la época de la Restauración a partir de 1848. Se trata de sistemas políticos que controlan la alta y media burguesía  y la aristocracia terrateniente  Aunque perviven regímenes autocráticos como en Rusia y el Imperio turco. Respecto a los conflictos nacionalistas, se localizan sobre todo  en el Imperio Austro-húngaro y los Balcanes, en Polonia, Finlandia, Irlanda y Alsacia y Lorena.  Estos aspectos los veremos al comenzar el tema 6 al estudiar la evolución de las grandes potencias europeas  y es un factor importante a tener en cuenta para entender las relaciones internacionales  en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
           
            Ambos mapas nos podría llevar a reflexionar sobre los cambios y permanencias que tienen lugar a lo largo del siglo XIX. Desde la Europa de la Restauración, a las revoluciones liberales y nacionalistas, la expansión colonial imperialista y la segunda revolución industrial, la Europa de los sistemas bismarckianos (1871-1890), la aparición de potencias extraeuropeas (Estados Unidos y Japón) y la Europa de la Paz Armada (1890-1914) en la que se forman dos alianzas militares la Tripe Alianza (1882) y la Triple Entente (1907) con relaciones cada vez más tensas entre los estados que llevarán a la Primera Guerra Mundial. La mecha se enciende en los Balcanes con el asesinato en Sarajevo (Bosnia)  del heredero del trono austriaco, el archiduque Francisco Fernando.
            De la observación y comparación de los dos mapas podemos sacar las siguientes conclusiones:

1)      Las pérdidas territoriales de los Imperios austriaco y turco entre ambos momentos históricos
2)      La independencia de Grecia del Imperio Turco (1829)
3)      La independencia de Bélgica de los Países Bajos (1830)
4)      Las unificaciones de Italia y Alemania que originan dos nuevos estados (1870).
5)      La separación de Noruega  (1905) de Suecia
6)      El Reino Unido conserva  el control de Irlanda
7)      El Imperio Ruso de los zares conserva las repúblicas bálticas y Finlandia, pero no ha conseguido una salida directa al Mediterráneo, como pretendió en la Guerra de Crimea (1854-1856)
9)      El Imperio turco pierde territorios en Europa Oriental y en los Balcanes que se independizan y formas nuevos estados: Serbia (1878), Bulgaria (1878), Rumania (1877), Albania (1912), Montenegro (1913) Entre ellos y con los imperios turco, ruso y austriaco surgirán problemas fronterizos y de reivindicación de territorios. Es el problema de los Balcanes, la denominada “cuestión de Oriente” que enfrentará en primer lugar a Austria y Rusia, pero que condicionará las relaciones internacionales hasta 1914
10)    El interés británico en el Mediterráneo y en controlar, a través del canal de Suez, la ruta hacia la India (“la joya de la Corona”) le impulsará a intervenir en este y otros lugares
11)    En la costa mediterránea del Norte de África, Francia controla Argelia (1830), Túnez (1881) y comparte con España un protectorado sobre Marruecos. Los ingleses se instalan definitivamente en Egipto tras  la apertura del canal de Suez  en 1969.
                                                                                                                           
            Estos dos últimos puntos se relacionan con  otro gran proceso histórico a caballo entre el siglo XIX y XX: el imperialismo colonial que acabamos de ver en el tema 5 (la dominación europea del mundo). 
            En conclusión, el mapa de 1914 refleja una Europa dividida y conflictiva por múltiples causas y conflictos que se irán agravando durante el período de la denominada “Paz Armada” (1890-1914) en la que se formaron una serie de alianzas y conflictos: carrera de armamentos entre Alemania y Gran Bretaña, competencia imperialista, minorías étnicas y movimientos nacionalistas que  pretenden la independencia, expansionismo de Austria y Prusia en los Balcanes, debilidad del Imperio turco,  enfrentamiento entre el revanchismo de Francia y el expansionismo alemán.
            Al acabar la I Guerra Mundial (1914-1919), volverá a haber importantes transformaciones en el mapa europeo: puedes observarlo en  el mapa de Europa tras la Paz de Versalles en 1919.

El legado del siglo XX

Un siglo cargado de acontecimientos extremos y de fenómenos excepcionales como el siglo XX ofrece una herencia compleja a la centuria que comienza. Algunos de los factores económicos, sociales, políticos y culturales y científicos que lo han caracterizado, su desigual manifestación en las distintas áreas del mundo, los personajes que han simbolizado hazañas y tragedias en este periodo, son valorados en esta página. El contraste entre el legado de factores positivos y negativos, señalados aquí por dos especialistas, constituye un crucial desafío para el siglo XXI.



La época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesantes".Esta frase del Manifiesto Comunista, escrita a mediados del XIX, se aplica perfectamente al siglo XX. La historia de este siglo ha exhibido "una inquietud y una dinámica incesantes"; ha dado lugar a una sucesión de contrastes y altibajos realmente inaudita. Se ha dicho que ha sido la era de los extremos; ha sido también el siglo de la ciencia, de la exploración espacial y del desarrollo económico; pero también ha sido el siglo de las guerras mundiales, de las dictaduras totalitarias, de la bomba atómica y de los cohetes intercontinentales, de la gran depresión y el paro masivo, de los grandes contrastes de pobreza y riqueza. Genios y monstruos lo caracterizan, personajes de dimensiones extraordinarias en lo bueno y en lo malo: físicos, biólogos o economistas como Einstein, Curie, Barnard, Fleming, Watson, Crick, Keynes o Friedman frente a Hitler, Stalin, Pol Pot, Mao Zedong, Idi Amin, Sadam Husein, y un largo etcétera; aunque frente a los monstruos políticos ha habido, asimismo, héroes como Churchill, De Gaulle, Zapata o Gandhi. También ha sido la era del gran crecimiento demográfico, ya que la población del planeta casi se ha cuadruplicado de 1900 a 2000, superando en la actualidad la cifra de 6.000 millones, algo verdaderamente impensable en periodos anteriores.
Pero además el siglo XX termina como empezó: en pleno proceso de globalización. La globalización se inició a mediados del siglo XIX, y quedó bruscamente interrumpida por la Primera Guerra Mundial, en 1914. Tras la guerra hubo intentos de volver a la integración económica internacional, pero fracasaron, y lo que se produjo fue la Gran Depresión de los años treinta. Con la Depresión y la Segunda Guerra Mundial prevalecieron el nacionalismo económico y el autarquismo, que alcanzaron sus cotas máximas en la URSS, la Alemania nazi y la España franquista. Tras la guerra se volvió muy gradualmente a la cooperación mundial, pero la división del planeta en tres bloques (capitalista,  comunista y no alineados) constituía un grave obstáculo. La globalización se ha impuesto en toda regla tras el derrumbe del comunismo europeo y la aceptación por China de la economía mixta y el mercado internacional.
Ahora bien: ¿pudieron las cosas haber ocurrido de otra manera? Hoy está de moda entre los historiadores negar la regularidad histórica y reducir la evolución social al azar. Así, los contrastes y extremismos del siglo serían un conjunto de eventos inconexos, curiosidades anecdóticas. Según esto, los que vivieron este siglo tuvieron la suerte de poder viajar en avión o usar el teléfono y la penicilina, pero tuvieron la mala suerte de verse mezclados en terribles guerras y en muchos casos de sufrir dictaduras, de ser coetáneos de los monstruos antes mencionados.
En mi opinión, sin embargo, los hechos tienen una explicación, y los extremos del siglo no son producto del azar, sino que están profundamente imbricados. El XX es un siglo de revoluciones, de crisis debidas al crecimiento. El desarrollo económico del siglo XIX entrañó un profundo cambio social. Las clases desposeídas presionaban para lograr el voto y la reforma social desde finales del siglo XIX, y comenzaron a alcanzar sus objetivos en la segunda década del siglo XX, con el acelerón democrático que produjo la Primera Guerra Mundial. Se generalizó en esos años el sufragio universal, una rareza antes de la guerra. Con él llegaron al poder los partidos socialdemócratas, que iniciaron el programa que hemos dado en llamar el Estado de bienestar, y que era incompatible con el capitalismo de entonces; pero nadie lo advirtió, y el intento de poner en práctica dos sistemas contradictorios (capitalismo liberal y Estado de bienestar) produjo la Gran Depresión.
Entretanto, el susto que en las clases altas y medias europeas causaron la Revolución Rusa y el programa socialdemócrata, junto con el pánico provocado por la Gran Depresión, propiciaron el éxito de los partidos fascistas. La llegada al poder de Hitler y las vacilaciones de los gobiernos democráticos condujeron inevitablemente a una nueva guerra mundial.
Tras la Segunda Gran Guerra se impuso un nuevo capitalismo de corte keynesiano, con fuertes gastos sociales y tendencias inflacionistas. El crecimiento económico que este nuevo modelo produjo fue algo espectacular. Tras décadas de guerra fría, y pese a que el hermetismo y la militarización económica dieron al comunismo un prestigio desproporcionado con sus escasos méritos, el "socialismo real" no pudo competir y terminó por derrumbarse. La única revolución duradera había sido la socialdemócrata. Capitalismo, globalización y Estado de bienestar son los grandes logros sociales que el siglo que se va lega al que viene. Las herencias negativas son el nacionalismo, la superpoblación y la agresión a la naturaleza.





A pesar de las dos guerras mundiales y de las dictaduras nazi y fascista (1914-1945), el balance es bastante positivo para la Europa occidental, Escandinavia, los países de habla inglesa y Japón. En todas estas áreas la gente está mejor alimentada y tiene casas mejores, disfruta de mayor libertad política, mejor educación, mayor movilidad social, atención médica, seguridad en la vejez y oportunidades de ocio (incluyendo los medios de comunicación, los acontecimientos artísticos y musicales, el deporte y el turismo) mejores de las que tuvo la gente de cualquier sitio en el pasado. De forma bastante desigual, y con la importante salvedad de la libertad política estable, la mayoría de estas ventajas también se han extendido a partes de India, China, sureste de Asia, Latinoamérica, Turquía, Europa del Este y los Balcanes. Si esto fuera todo el mundo, podríamos dar un ¡aprobado! con confianza.Pero en buena parte del mundo las economías y los sistemas sociales tradicionales están siendo destruidos por un capitalismo global irresponsable. Se ha hecho un inmenso daño ecológico con la tala excesiva de los bosques; con la construcción faraónica de presas y la recanalización de los ríos; con la contaminación industrial del aire y el agua, de los que todos dependemos; con los vertidos clandestinos (y veces económicamente rentables) de residuos químicos en los océanos de todo el mundo; con las prácticas de caza y de pesca que amenazan con destruir fuentes esenciales de alimentos. Además, aunque todos los gobiernos de hoy día afirman ser "democráticos", una buena parte de África, Asia central, Oriente Próximo y Latinoamérica han estado y/o están gobernados por regímenes encabezados por jefes militares. Estos regímenes se han enzarzado en matanzas religiosas y políticas; han practicado nuevas formas de esclavitud, utilizando a niños como soldados, y violado todas las normas de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU que han firmado todos ellos; han financiado sus guerras vendiendo sus recursos naturales a las corporaciones multinacionales, y solucionado su prosperidad individual y las de sus familias exportando el resto de la riqueza nacional a sus cuentas bancarias en Suiza y en los paraísos fiscales.
En todo el mundo, desde las áreas más prósperas hasta las más explotadas y mal gobernadas, hay problemas reconocidos de contaminación, desertización y despilfarro de los recursos naturales. También hay una demanda creciente de democracia, educación, derechos humanos, igualdad racial y sexual, y de derechos humanos y legales para los inmigrantes. La televisión lleva la imagen de la prosperidad potencial a toda la población mundial, y por tanto hace que sean literalmente inaceptables los tipos de explotación y pobreza que la mayoría de los seres humanos soportaban con paciencia, y con solidaridad local, mientras no parecía haber otra alternativa. Pero ahora hay otras alternativas disponibles. Si podemos evitar una gran guerra es perfectamente razonable predecir que las ciencias aplicadas puedan resolver, o por lo menos aminorar en gran medida, todos los problemas materiales que he mencionado antes.
Los ingredientes que faltan por el momento son políticos, culturales y psicológicos. El sistema económico dominante es absolutamente competitivo e insensible ante aquellos que carecen de la habilidad o del deseo de triunfar en la competición. La mayor parte de culturas religiosas y lingüísticas incorporan fuertes elementos de exclusividad, de rechazo del extraño, por mucho que repitan los eslóganes de tolerancia e integración. Aparte de las grandes tradiciones de la Ilustración del siglo XVIII y del movimiento por los derechos humanos del siglo XX, no hay grandes doctrinas o creencias éticas capaces de reducir los elementos exclusivistas y hostiles de las religiones y de los nacionalismos en nombre de los cuales los seres humanos se matan unos a otros. El tratamiento humano del ser humano es el gran reto del presente y del futuro próximo.

Un balance del siglo XIX


"En el siglo XIX se descubre que la libertad sin igualdad es un engaño"
Entrevista al historiador  Jordi Nadal


Catedrático emérito de Historia Económica de la Universidad de Barcelona y discípulo de Jaume Vicens Vives, Jordi Nadal (Cassà de la Selva, Girona, 1929) es autor de la obra de referencia El fracaso de la revolución industrial en España (1814-1913) y ha dirigido un imprescindible Atlas de la industrialización de España, 1750-2000 (Crítica / Fundación BBV).
Pregunta. Revolución liberal, industrialización, capitalismo, socialismo, positivismo, imperialismo... ¿Cómo empezamos a orientarnos entre tantos cambios decisivos que aportó el siglo XIX?
Respuesta. Lo mejor sería hacer un recordatorio de lo que desaparece con la imposición de estos nuevos conceptos, que son, algunas veces, contradictorios. La revolución liberal elimina una parte considerable de los obstáculos que hasta la Revolución Francesa habían frenado la marcha de la humanidad hacia el progreso, dicho sea de una manera un poco grosera. Lo interesante es que esta revolución la hacen los burgueses. Es decir, pasamos de una sociedad dominada por un estamento privilegiado, la aristocracia, a una sociedad dominada por la burguesía, hecha a sí misma. La burguesía es la gran protagonista del siglo XIX, una burguesía generalmente dinámica, que impulsa el capitalismo y, por este conducto, la industrialización. El socialismo aparece en contraposición a un capitalismo que se ha hecho tan liberal, tan desenfrenado, que ha vuelto a instaurar una sociedad poco igualitaria. De todos modos, el privilegio del dinero no es tan separador ni tan inalcanzable como el de la sangre.
P. Es el siglo en que aparece la conciencia de clase.
R. La clase obrera tiene unas condiciones de vida muy precarias que escritores como Dickens retratan muy bien. Los obradores domésticos y los talleres-vivienda han dejado lugar a la fábrica mecanizada, que acaba siendo sinónimo de desposesión y concentración. Una casta de intermediarios se interpone entre el patrón y sus obreros. El distanciamiento se agranda aún más por la separación de los hogares respectivos. La separación física acentúa la pérdida de control sobre los medios de producción por parte de los antiguos artesanos. Las tensiones se agudizan. En compensación, la disponibilidad de un hogar propio, separado, representa un gran paso hacia la toma de conciencia, la independencia personal y el estatus menos servil de la clase obrera. Así nace un movimiento obrero que lucha contra las pésimas condiciones de vida y se reivindica frente a los abusos de la clase burguesa.
P. Es el siglo de la velocidad.
R. El ferrocarril, el barco de vapor y el telégrafo son fundamentales. En el XIX cambia todo. El siglo descubre la importancia de la puntualidad y los horarios, tanto en las fábricas como en los trenes. Se puede decir que los trenes obligan a llevar reloj, a poner relojes en las estaciones. En el XIX el control del tiempo se convierte en el regulador de la vida humana.
P. Es la era de la confianza en la ciencia y su explotación industrial.
R. Los avances de la ciencia y su aplicación práctica han sido y siguen siendo formidables. En el XIX sólo algún visionario, como Jules Verne, ha sabido anticipar algo de lo que la ciencia nos depararía. En términos materiales, el mundo civilizado ha corrido mucho más de lo previsto. En esta carrera, los valores humanos se han quedado muy atrás.
P. ¿Es el siglo de la libertad?
R. La Revolución Francesa pregona el triple ideal de igualdad, libertad y fraternidad, pero ya en el siglo XIX se descubre que la libertad sin la igualdad es una quimera, un engaño. Lo sucedido con el derecho de voto es paradigmático. La obtención del sufragio universal, que sustituye al voto censitario, ha costado sangre, sudor y lágrimas. Y una vez obtenido se ha visto que tampoco garantiza la verdadera igualdad: las clases bajas siempre votarán más condicionadas que las altas.
P. El siglo XIX ha sido también el siglo del imperialismo o del nuevo colonialismo. ¿Con qué consecuencias?
R. Después de abolir la esclavitud, un paso indudablemente positivo, las potencias industriales se han lanzado, en las últimas décadas del siglo XIX, a la conquista de territorios en busca de materias primas y de mercados para sus excedentes. Los resultados han sido, como de costumbre, óptimos para los colonizadores y catastróficos para los colonizados. Del mismo modo que América Latina sigue pagando el precio de la acción depredadora y desestructuradora de la conquista hispano-portuguesa, las antiguas colonias africanas necesitarán mucho tiempo para superar los desastres causados por el colonialismo europeo, más reciente y menos duradero.



Socialismo en Alemania y laborismo en el Reino Unido
 
Durante la revolución industrial, los trabajadores se organizaron en sindicatos y partidos. Las disensiones en el seno de la Primera Internacional desembocaron en su disolución formal en 1876. Desde entonces, la revolución socialista sólo era posible a partir de los partidos socialistas nacionales. El primero en constituirse había sido el alemán, fundado por Lasalle el 28 de septiembre de 1863, que se vio obligado a integrarse en un Estado fuertemente estructurado y, aunque sin renunciar a la ortodoxia marxista, tuvo que aceptar el sufragio universal y las libertades constitucionales. Existía otro grupo en Eisenach, que dirigían Liebknecht y Bebel. En 1871, ambos grupos consiguieron tres y seis escaños, respectivamente, y se unificaron. El nuevo Partido Obrero Socialista de Alemania consiguió 493.000 votos y 12 diputados en 1877.

En el Reino Unido, el movimiento obrero se desarrolló a través de un sindicalismo apolítico, al margen del socialismo. Las Trade Unions, formadas mayoritariamente por trabajadores especializados, aceptaron la libre empresa, buscando la negociación antes que el conflicto. En las últimas décadas del siglo XIX los obreros estuvieron próximos a los liberales, partido en el que tenían algunos diputados. La crisis industrial de 1887 produjo un renacimiento del socialismo británico. Los trabajadores no especializados se sumaron a los sindicatos. Un momento clave fue la huelga portuaria de Londres en 1889, dirigida por los socialistas y que acabó en un gran triunfo. Se fundaron diversos grupos de carácter socialista hasta que en 1900 se constituyó el embrión de lo que en 1903 sería el Partido Laborista, que desplazaría a los liberales

 

Las guerras del siglo XX: las miradas de Gila y Arrabal

Para empezar el estudio del siglo XX, reflexionemos sobre la guerra  a través del humor absurdo pero crítico y cargado de significado de Manuel Gila, Fernando Arrabal, Quino y Forges.

La mirada de Forges

Ningún hombre es tan tonto para desear la guerra y no la paz; pues en la paz, los hijos llevan a sus padres a la tumba, y en la guerra son los padres quienes llevan a sus hijos a la tumba.
Herodoto

La mirada de Quino

La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se conocen pero no se masacran.
Paul Valéry


Actuación del humorista Miguel Gila, que interpreta a un soldado



  El Mercenario de Gila



Picnic de Fernando Arrabal, el absurdo de la guerra
Análisis de Picnic





Fragmento de Pic nic (El prisionero)

 Zapo. Bueno, ¿y qué hacemos ahora con el prisionero?
Sra. Tepán. Lo podemos invitar a comer. ¿Te parece?
Sr. Tepán. Por mí no hay inconveniente
Zapo, a Zepo. ¿Qué? ¿Quiere comer con nosotros?
Zepo. Pues...
Sr. Tepán. Hemos traído un buen tintorro
Zepo. Si es así, bueno.
Sr. Tepán. Usted haga como si estuviera en casa. Pídanos lo que quiera.
Zepo. Bueno
Sr. Tepán. ¿Qué? ¿Y usted, ha matado a muchos?
Zepo. ¿Cuándo?
Sr. Tepán. Pues estos días.
Zepo. ¿Dónde?
Sr. Tepán. Pues en esto de la guerra.
Zepo. No mucho. He matado poco. Casi nada.
Sr. Tepán. ¿Qué es lo que ha matado más, caballos enemigos o soldados?
Zepo. No, caballos no. No hay caballos.
Sr. Tepán. ¿Y soldados?
Zepo. A lo mejor.
Sr. Tepán. ¿A lo mejor? ¿Es que no está seguro?
Zepo. Sí, es que disparo sin mirar. (Pausa). De todas formas, disparo muy poco. Y cada vez que disparo, rezo un Avemaría por el tío que he matado.
Sr. Tepán. ¿Un Avemaría? Yo creí que rezaría un Padrenuestro.
Zepo. No. Siempre un Avemaría. (Pausa). Es más corto.
Sr. Tepán. Ánimo, hombre. Hay que tener más valor.
Sra. Tepán, a Zepo. Si quiere usted, le soltamos las ligaduras.
Zepo. No, déjelo, no tiene importancia.
Sr. Tepán. No vaya usted ahora a andar con vergüenza con nosotros. Si quiere que le soltemos las ligaduras, díganoslo.
Sra. Tepán. Usted póngase lo más cómodo que pueda.
Zepo. Bueno, si se ponen así, súeltenme las ligaduras. Pero sólo se lo digo por darles gusto.




Documentación

Las guerras del siglo XX

Análisis del libro 
 La Guerra del mundo Los conflictos del siglo XX y el declive de 
Occidente (1904-1953) de Niall Ferguson (2007)




miércoles, 15 de diciembre de 2010

Imperialismo: una mirada cinematográfica

Memorias de África (Sydney Pollack, 1985)



La escritora danesa, Karen Blixen, con el pseudónimo de Isak Dinesen nos cuenta una historia en el último período de la época del colonialismo. El guionista utilizó los relatos de la autora sobre su estancia en África, pero también otras biografías. Es la historia de una aristócrata arruinada que acepta un matrimonio de conveniencia que le conduce a Kenia. Allí descubre que no le gusta ni su marido, ni la forma de vida de los potentados colonizadores blancos, con lo que se recluye en su plantación. Solitaria encuentra en otro solitario aventurero (interpretado por Redford) la historia de amor que la historia requería. Secuencias: el safari en aeroplano e imágenes de Kenia con la banda sonora de John Barry. En la versión original Meryl Streep imita el acento inglés de la danesa Blixen.



Las montañas de la luna (Bob Rafelson, 1990)



Reconstrucción de la epopeya del intento de descubrir las fuentes del Nilo por el explorador y antropólogo irlandés Richard Burton.


55 días en Pekín ( Nicholas Ray, 1955)




La revuelta de los boxers contra las potencias extranjeras y el sitio a las legaciones extranjeras. Producción de Samuel Bronston en tierras españolas.


Las cuatro plumas ( Shekhar Kapur, 2002)



La secuencia del discurso a los oficiales al principio de la película explica los motivos ideológicos del imperialismo británico del XIX. (el darwinismo social y la misión civilizadora del hombre blanco basada en la superioridad de su civilización).

Khartoum Reino Unido, 1966



En 1883, el Primer Ministro británico Gladstone (Richardson) envía al General Charles Gordon (Heston) a Jartum, Sudán, donde miles de civiles viven bajo la amenaza del fanático musulmán, el Mahdi (Olivier), y sus ejércitos de secuaces. Gordon consigue ganarse el respeto del Mahdi pero no puede impedir que sus seguidores sitien la ciudad. En este momento en que el destino de la historia se encuentra pendiente de un hilo, Gordon se enfrenta a la mayor batalla de su vida en defensa de la ancestral ciudad de Kartum.
(La historia de la  rebelión de el Mahdi)

Otros filmes para trabajar la cultura del imperialismo y de la descolonización:

1492: La conquista del paraíso, de Ridley Scott  (Gran Bretaña/España/Francia, 1991)

La Misión de Roland Joffé (Reino Unido, 1986) El piano, de Jane Campion (Australia/Francia, 1993) Apocalypse Now de Francis Ford Coppola (EEUU, 1979)Grandes Expectativas de David Lean (Reino Unido, 1947) Tierra, de Deepa Mehta (India, 1998

Agua, de Deepa Mehta (India, 2005)
Saludos, amigos,  de Walt Disney (EEUU, 1943) La batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo (Argelia/Italia, 1966Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea (Cuba, 1968)

La hora de los Hornos, de Fernando Solanas (Argentina, 1968)



Lectura:

Cambalache

El antológico tango Cambalache lo escribió el compositor Enrique Santos Discépolo, quien además le puso música en1935. Es una de las letras que han marcado la historia del tango del siglo XX, manteniendo una gran vigencia hasta la actualidad. 
La primera vez que se cantó el tango Cambalache fue en el año 1935, con la interpretación de la actriz y cantante Sofía Bozán en el Teatro Maipo de la ciudad de Buenos Aires. Ha sido grabada por infinidad de autores siendo la versión más famosa de todos los tiempos la del “Varón  del tango” Julio Sosa. Enrique Santos Discepolo escribió este tango para la película “El alma del Bandoneón” que se estrenó en el año 1936 y protagonizó Libertad Lamarque. El tango Cambalache se hizo sumamente popular y se fue convirtiendo en uno de los clásicos de la música argentina.

Fue censurado por primera vez durante la dictadura militar del año 1943 por considerarlo sedicioso, tal como sucediera también durante todas las dictaduras posteriores que acontecieron en la historia de Argentina.

Fuente: Zorzal criollo.com

Interpretación en su contexto histórico



La letra del tango cambalache, es una fuerte acusacion a la corrupcion e impunidad de 'la década infame' en la historia de Argentina. Pero podría valer para  otros momentos y lugares, de hay su pervivencia hasta el presente en multitud de versiones.  En el desarrollo de su letra, marca continuamente las diferencias entre lo 'bueno' y lo 'malo', robar y hacer el bien, matar o curar, etc. El autor mezcla todo tipo de personajes, uenos y malos:  “Stavisky” fue un famoso estafador de origen ruso que se suicidó en una cárcel de Bayona (Francia) en 1934; Don Bosco, fundador de la orden de los salesianos, fue canonizado en ese mismo año; “Don Chicho” fue jefe de la mafia argentina y detenido y procesado en 1932 y “Carnera” boxeador italiano, retuvo el título mundial de peso completo en el bienio 1933/34...
Del análisis de la letra de la canción podemos sacar algunas conclusiones sobre el sentido histórico del siglo XX (Hechos y cifras del siglo XX)

Tres lecturas de la canción

Una lectura de Cambalache 1

Una lectura de Cambalache 2

Una lectura de Cambalache 3

Letra de Cambalache (versión original)
 Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé...
En el quinientos seis
y en el dos mil también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente
ya no hay quién lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo todos manoseaos...

¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!...
¡Y todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Que uno vive en la impostura
que otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que si es cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...

¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
vi llorar la Biblia
contra un calefón...

¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no roba es un gil!
¡Dale nomás! ¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
se vamo a encontrar!
¡No pienses más séntate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Que es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de las minas,
que el que roba, que el que mata
o está fuera de la ley.






















El siglo XX; una reflexión inicial







Si pretendemos entender el mundo en el que vivimos hemos de buscar en el pasado sus orígenes. Para encontrar las respuestas a las preguntas que nos plantea el presente hemos de recurrir a la historia. En concreto, en los años finales del siglo XIX y en el alba del XX importantes cambios estaban afectando a todas las dimensiones de la vida y a todos los rincones del planeta. Fue entonces cuando la confluencia de una serie de fuerzas transformadoras que se habían ido gestando a lo largo de los últimos cien años, daban lugar a los Tiempos Modernos que retrató Chaplin: la "segunda" revolución industrial del Gran Capitalismo financiero y el "nuevo imperialismo anunciaban la globalización; la aparición de la democracia de masas y las amenazas a los valores liberales los conflictos socio-políticos sobre como interpretar el binomio libertad/igualdad.


El grito. Edvard Munch, 1893

Como planteó el historiador Geoffrey Barraclough la guerra de 1914-1918 soltó la válvula de las tensiones ocultas que habían ido exacerbándose desde los últimos años del siglo XIX y que aún estaban pendientes de solución. El embajador de Estados Unidos en Londres escribió al presidente Wilson en ocubre de 1914: "Ya no es el mismo mundo que en julio pasado. Todo ha cambiado". La Gran Guerra marcó el final de una época: la catástrofe empequeñeció al "Viejo Continente", Estados Unidos salió de su aislamiento -al que volverá en breve- el imperio zarista cayó y se levantó de nuevo transformado en la URSS y aunque se superó la amenaza de revolución social, la democracia quedó  atrapada y herida entre los fuegos cruzados del fascismo y el comunismo. Pese a estos claros síntomas de debilidad, Europa conservó la ilusión de mantener aún la hegemonía mundial durante el período de entreguerras (1919-1939), de volver a la normalidad.

La Gran depresión que se abre tras el crack de 1929 y una nueva guerra fraticida  europea convertida  en mundial (1939-1945) confirman el final de una época. Pese a que primer escenario bélico fue europeo, la amenaza japonesa de un nuevo orden en Extremo Oriente arrastró a Estados Unidos a intervenir en un nuevo escenario -el  Pacífico-casi al mismo tiempo que se desencadenaba,  con la invasión alemana de la URSS, el aplazado enfrentamiento germano-ruso.
Algunos historidores han interpretado las dos guerras mundiales -unidas en realidad en una secuencia conjunta- como la última tentativa para reorganizar la vieja Europa, un intento de crear, en torno a Alemania, un imperio en el corazón del continente  para  competir con los nuevos poderes de la época: el Imperio  soviético, el Imperio británico, el expansionismo japonés, los Estados Unidos.

El resultado fue el final de una política europea a un sistema mundial de política internacional que se impone desde 1945 con la llamada Guerra Fría -entre el capitalismo y el comunismo- y la descolonización de la que nacerán decenas de nuevos países y estados. Además, junto a las dos superpotencias -EEUU  y URSS-, el nuevo relieve que adquiere China -creciendo a lo largo del siglo como potencia mundial- y la aparición de nuevos centros geoestratégicos en Hispanoámérica, Asia, África, en el Próximo Oriente -con Israel, los países árabes y el petróleo- exigen el camino hacia la Unión Europea que nace como Mercado Común en 1957.

Para la cronología, un siglo son cien años -el XX  nació el 1 de enero de 1901 y acabó el último día del año 2000-, Pero muchos historiadores hablan de "un siglo largo": el que nació en 1890 con el industrialismo y e imperialismo de la Paz Armada-  y sobrevivió hasta el atentado de Nueva York de 2001; otros de "un  siglo corto": el que empezó con la guerra del 14 y la revolución comunista de 1917 y terminó con la caída del muro de Berlín en 1989 y la desaparición de la URSS en 1991.

Con el final del siglo XX, hemos entrado más que en otro siglo, en otro milenio, el III milenio; Su herencia es dual y compleja. Siglo maravilloso, siglo terrible. Los extraordinarios avances tecnológicos, científicos y médicos no han podido ser aprovechados por toda la humanidad  abriéndose una profunda brecha de desigualdades  entre  países desarrollados y pobres; el estado del bienestar conseguido en muchos sitios no ha erradicado la pobreza, el desempleo, la marginación y la discriminación de millones de seres humanos; el reconocimiento de la igualdad de la mujer apenas ha comenzado en algunos lugares;   la supervivencia de los valores democráticos no nos hace olvidar los genocidios cometidos, las dictaduras y totalitarismo que han asolado el siglo; ni los avances reciente por la paz, las innumerables y sangrientas guerras totales como nunca imaginamos.

Cuando Stefan Zwig escribió el libro en que cuenta su vida entre las dos guerras mundiales lo tituló "El mundo del ayer". Tenía conciencia de que acababa un mundo y empezaba otro muy distinto."Nací en 1881, en un imperio grande y poderoso -la monarquía de los Habsburgo- pero no se molesten en buscarlo en el mapa: ha sido borrado sin dejar rastro". Este austríaco de Viena se suicidó en 1942: había escapado a Brasil huyendo del nazismo y tal vez no pudo soportar ni la idea de la muerte de la  cultura europea ni la terrible creencia de que los nazis ganarían la guerra. Nunca llegó a saber quien la ganó.

Antes de su suicidio, Stefan Zweig escribió 2 cartas: una a su ex-mujer Friderike y otra dedicada a Brasil. A continuación se muestra esta segunda carta:
“Declaración”
Antes de partir de la vida, con pleno conocimiento, y lúcido, me urge cumplir con un último deber: agradecer profundamente a este maravilloso país, Brasil, que me ofreció a mí y a mi trabajo una estancia tan buena y hospitalaria. Cada día aprendí a amar más este país, y en ninguna parte me hubiera dado más gusto volver a construir mi vida desde el principio, después de que el mundo de mi propia lengua ha desaparecido y Europa, mi patria espiritual, se destruye a sí misma.
Pero después de los sesenta se requieren fuerzas especiales para empezar de nuevo. Y las mías están agotadas después de tantos años de andar sin patria. De esta manera considero lo mejor, concluir a tiempo y con integridad una vida, cuya mayor alegría era el trabajo espiritual, y cuyo más preciado bien en esta tierra era la libertad personal.
Saludo a mis amigos. Ojalá puedan ver el amanecer después de esa larga noche. Yo, demasiado impaciente, me les adelanto.
Stefan Zweig

Petropolis 22. II. 1942


Bjørn Nørgaard: Jóvenes de Glücksborg. Tapiz con motivos del siglo XX. 1990-2000.


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